Daily Bread/Pan Diario 2023 // Octubre 31

Lee y Medita en el Daily Bread/Pan Diario del 31 de Octubre de 2023

Lectura para Hoy: 1 Samuel 15 y 16

La manera más evidente de apartarse de la voluntad de Dios es pecar intencionalmente, de hecho, es tan evidente que usted pudiera preguntarse el porqué lo señalo. La razón es que muchas veces escucho a cristianos tratando de justificar la obediencia parcial.

El rey Saúl ofreció muchas excusas para ignorar las instrucciones del Señor. Dios había ordenado a los israelitas que destruyeran a los amalecitas y todo lo que tenían. Pero dejaron con vida a los mejores animales y también a su líder, Agag. Muy orgulloso de sí mismo, Saúl le informó a Samuel que había hecho lo que le había sido ordenado, aunque se había quedado con algunos animales (1 S 15.15); y para justificarlo, trató de culpar a otros. Sin embargo, los súbditos de un rey no pueden actuar de una manera tan atrevida sin su conocimiento y permiso.

Además, Saúl no se detuvo allí. Dijo que había salvado a los animales con el fin de sacrificarlos para Dios, lo cual debió de haberle sonado muy reverencial a sus propios oídos. Pero Samuel no se dejó engañar; llamó la acción de Saúl por su verdadero nombre: obstinación (1 S 15.23).
Nuestras razones para obedecer parcialmente pueden parecer lógicas, pero eso sigue siendo rebeldía. Las excusas y las justificaciones no harán cambiar a Dios en lo más mínimo. Él no modifica su voluntad para complacer los deseos o el “sentido común” de las personas, sino que busca seguidores fieles.

¿Está usted tratando de justificar alguna decisión o conducta? Recuerde que la obediencia parcial es, en realidad, desobediencia a los ojos del Señor, y ningún pecado vale la pena como para permanecer fuera de la voluntad de Dios.

En 1 Samuel 16, había llegado el momento de que Samuel fuera a la casa de Isaí en Belén para ungir al próximo rey de Israel. Mientras Samuel miraba al hijo mayor de Isaí, Eliab, Samuel quedó impresionado con lo que vio. "De cierto delante del Señor está su ungido", dijo el profeta (versículo 6).

Pero Dios le dijo a Samuel: "No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque el Señor no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón" (1 Samuel 16:7).

Saúl, el primer rey de Israel, era alto y atractivo. Samuel pudo haber estado buscando a alguien como Saúl, y la apariencia de Eliab era bastante llamativa. Sin embargo, Dios tenía en mente a un hombre diferente para ungirlo como rey de Israel. El Señor le había revelado antes a Samuel que buscaba a un hombre según el corazón de Dios .
La gente tiende a juzgar el carácter y el valor de los demás por la apariencia exterior. Si una persona es alta, atractiva, con buen cuerpo y bien vestida, entonces posee cualidades físicas que los humanos generalmente admiran y respetan. A menudo estas son las cualidades físicas que buscamos en un líder. Pero Dios tiene la extraordinaria capacidad de ver lo que hay dentro de una persona. Dios conoce nuestro verdadero carácter porque "mira el corazón".

Samuel miró a los siete hijos mayores de Isaí, pero el Señor los rechazó a todos como su elección para el rey. Dios estaba buscando a uno que tuviera un corazón fiel. David, el hijo menor de Isaí, al que ni siquiera se habían molestado en llamar, estaba afuera cuidando las ovejas. Después de que Samuel hiciera pasar los otros hijos, enviaron a buscar a David, y el Señor dijo: "Este es el elegido" (1 Samuel 16:12).

David era la elección de Dios — imperfecto pero fiel, un hombre conforme al corazón de Dios. Aunque la Biblia dice que era hermoso (versículo 12), David no era una persona llamativa. No obstante, David había desarrollado un corazón que buscaba a Dios. Cuando estaba solo en los campos, pastoreando los rebaños, David había llegado a conocer a Dios como su Pastor.

Las apariencias pueden ser engañosas. La apariencia exterior no revela lo que la gente realmente es. La apariencia física no nos muestra el valor o el carácter, la integridad o la fidelidad de una persona hacia Dios. Las cualidades externas son, por definición, superficiales. Los aspectos morales y espirituales son mucho más importantes para Dios.

Vilma Marquez Cruz.

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